martes, 12 de marzo de 2013

HISTORIA DEL TRABAJO Y DEL MUNDO OBRERO


CURSILLO “HISTORIA DEL TRABAJO Y DEL MUNDO OBRERO

Los días 9 y10 de marzo, militantes de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y algunos simpatizantes, hicieron un cursillo de “HISTORIA DEL TRABAJO Y DEL MOVIMIENTO OBRERO “, impartido por Francisco Porcar Rebollar, militante de la HOAC (Castellón), es licenciado en Historia. Ha sido miembro de la Comisión Permanente de la HOAC y delegado de la revista Noticias Obreras.
¿Por qué este cursillo?

En una época de cambios muy importantes y profundos, necesitamos redescubrir el sentido de nuestra humanidad. Entre esos cambios se están produciendo transformaciones de gran calado en la manera de entender y organizar el trabajo humano: es la crisis de la comprensión del trabajo como actividad económica tal como lo concibe el capitalismo, no la crisis del trabajo en cuanto característica fundamental del ser humano. Queremos mirar la realidad de nuestra sociedad, de la que forma parte el trabajo, desde la perspectiva que nos ofrece el Evangelio de Jesucristo: Nuestra preocupación primera y fundamental es la persona y su dignidad. La situación de los empobrecidos desde las dos realidades inseparables: la personal y la social. Centrándonos en el trabajo: sirve al bien de la persona cuando lo convertimos en instrumento de comunión. Entonces es el principio de vida que está llamado a ser. Sin embargo, nuestro sistema social niega la vida porque ha convertido el principio de vida que está llamado a ser el trabajo en un obstáculo para la vida, lo ha convertido en un instrumento para la rentabilidad económica. Y, al hacerlo, ha roto nuestro ser, porque el trabajo es inseparable del ser de quien trabaja; y ha roto la relación entre trabajo y necesidades humanas. Así dificulta la realización de nuestra vocación a la comunión, al convertir un instrumento de comunión en un instrumento de confrontación y competencia. Necesitamos comprender por qué, cómo y qué ha ocurrido con el trabajo, para así poder “aprender” vitalmente cómo podemos vivir humanamente esa realidad y transformarla en una situación más humana.

Para ello analizamos lo que ha ocurrido con el trabajo en nuestra sociedad capitalista y cómo el movimiento obrero ha intentado responder al empobrecimiento y deshumanización que esa manera capitalista de entender el trabajo ha provocado. Y cómo construir nuestra humanidad, para ello buscar la justicia desde la compasión como acción de gracias, es lo que nos hace más humanos.
 Después de un recorrido por distintos modelos económicos y como conclusión, se recapitularon algunas enseñanzas de la historia del trabajo y del movimiento obrero: La mercantilización del trabajo y su reducción a un instrumento de la rentabilidad económica lo convierte en instrumento de explotación de las personas y destruye su carácter humanizador. El capitalismo ha generado desde sus orígenes un problema antropológico radical para adaptar al ser humano a las exigencias de la rentabilidad económica. La liberación del trabajo de su carácter de mercancía es fundamental para construir nuestro proyecto de humanización. La aportación del movimiento obrero ha sido fundamental para construir una sociedad más justa y humana: especialmente su lucha por dignificar las condiciones de trabajo, poner límites al dominio de la racionalidad económica y recuperar la dignidad del trabajo. En el actual modelo económico-social estamos encerrados en una enorme contradicción: la dependencia del empleo en un sistema económico que lo destruye al mercantilizarlo hasta el extremo. El movimiento obrero fue capaz de poner límites al dominio de la racionalidad económica porque hizo, desde un profundo planteamiento ético, una crítica radical de la lógica mercantilista e individualista del capitalismo, a la que opuso una cultura liberadora que tuvo una importancia decisiva en el movimiento obrero. Pero la lógica capitalista ha logrado imponerse a través de su dominio cultural. Un desafío fundamental: construir una nueva cultura del trabajo para afrontar la actual situación de empobrecimiento y deshumanización.Recuperar la política como característica propia de nuestra humanidad, la necesidad de recuperar la capacidad de decisión en la vida social. Cambiar la comprensión que vivimos de la política: el ejercicio de la responsabilidad hacia los otros y hacia la vida social. Repensar la economía y la política desde el carácter humanizador del trabajo (no sólo del empleo). Recuperar el sentido y el valor, personal y social, del trabajo más allá del empleo. Luchar por condiciones dignas de empleo: el “trabajo decente”. La necesidad de la reforma de la empresa y de extender formas no mercantilistas de empresa. La necesidad de articular de forma humanizadora trabajo y descanso. Luchar por la defensa y extensión de los derechos sociales. La necesidad de desvincular derechos sociales y empleo. La necesidad de renovar y fortalecer el movimiento sindical. Una nueva cultura sindical. Estamos llamados a aportar la Iglesia y en ella la HOAC. Una manera de vivir: un ser que se construye y se expresa en un hacer .La caridad política: unir amor y justicia. Lo que nos humaniza es vivir la comunión desde el amor y la libertad. Asumir la causa de los empobrecidos como criterio central de la vida personal y criterio de organización social. Sólo desde la com-pasión es posible las prioridad de los empobrecidos. Sin compasión no hay lucha por la justicia porque no hay humanidad. Destacamos tres tareas eclesiales (y, por tanto, de la HOAC) fundamentales: a) Acoger la vida de los empobrecidos del mundo obrero y del trabajo para construir desde ellos nuestra vida personal y comunitaria. b) Acoger, construir y compartir formas de vida y acción que nos humanizan. c) Convertir los principios y criterios de la Doctrina Social de la Iglesia en acción pastoral concreta y en una propuesta de cultura política.


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