lunes, 21 de noviembre de 2016

Comunicado de las XXII Jornadas Generales de Pastoral Obrera.

http://www.hoac.es/2016/11/21/iglesia-comprometida-por-el-trabajo-decente/

Convocados por el Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal Española, nos hemos reunido en Ávila, los días 19 y 20 de noviembre, delegados diocesanos, miembros de los Movimientos Apostólicos Obreros, y de equipos de Pastoral obrera, para celebrar las XXII Jornadas de Pastoral Obrera, bajo el lema Iglesia comprometida por el trabajo decente, para dialogar, reflexionar, compartir experiencias, y abordar propuestas pastorales para seguir impulsando la tarea de ser y hacer visible una Iglesia comprometida por el trabajo decente.
En línea de continuidad con jornadas anteriores, hemos abordado este año la reflexión sobre la actual configuración del trabajo, que nos ha invitado a tomar conciencia de su realidad y hemos propuesto retos pastorales para la Iglesia española en el mundo del trabajo. Hemos presentado, igualmente, una propuesta de formación para los equipos de Pastoral Obrera.
Hemos presentado, también, la iniciativa Iglesia unida por el trabajo decente, impulsada por un conjunto de organizaciones eclesiales, que ha hecho surgir una experiencia de trabajo eclesial a través de la cual se ha puesto de manifiesto la necesidad de seguir apoyando la justa reclamación y la necesaria consecución de un trabajo decente, en el sentido que el papa Benedicto XVI ya describió en Cáritas in veritate 63.
Como Iglesia en el mundo obrero y del trabajo, seguimos haciendo nuestro el sufrimiento que la lógica de este sistema genera en las y los trabajadores y sus familias, a quienes vamos acompañando con misericordia. Desempleados de larga duración, jóvenes, mujeres, inmigrantes, trabajadores precarios… conforman el rostro sufriente del mundo obrero. Nuestro empeño de seguir acompañando con misericordia sus vidas ha de seguir siendo prioritario. Como dice el papa Francisco, para contrarrestar la desesperanza, la comunidad cristiana “se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias… y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo[1]
Es necesario, al término del año de la Misericordia, seguir uniendo misericordia y justicia, seguir denunciando la inmoralidad radical, la inhumanidad profunda con la que se organiza el sistema económico cuando no está al servicio de las personas, de sus necesidades humanas, especialmente de los más pobres. Seguimos clamando contra la lógica inmisericorde de un capitalismo sin entrañas, de un sistema económico que descarta a las personas y, como recuerda con insistencia el papa Francisco, priva radicalmente de dignidad a las personas cuando las priva de su humanidad, impidiéndoles realizar un trabajo decente. Uno de los graves problemas hoy, es que el empleo precario, sin derechos, mal pagado, sin que permita salir de la pobreza, se ha convertido en el empleo normal.
La economía, y la política, no están al servicio de las personas, y necesitamos una economía y una política profundamente humanas y humanizadoras. Reclamarlas, y trabajar para que vayan siendo posibles, son exigencias de las implicaciones políticas de nuestra fe cristiana. Hace milenios[2] la Iglesia y los profetas dijeron lo que tanto escandaliza que repita el Papa en este tiempo cuando todo aquello alcanza expresiones inéditas. “Toda la doctrina social de la Iglesia y el magisterio se rebelan contra el ídolo-dinero que reina en lugar de servir, tiraniza y aterroriza a la humanidad.”
Nos sentimos nuevamente convocados a ser Iglesia comprometida por el trabajo decente, al servicio de nuestras hermanas y hermanos, de su intrínseca dignidad de hijos e hijas de Dios, que nos urge a trabajar con misericordia, por la justicia.
Seguimos invitando  a todas las instancias eclesiales a sentirse convocadas a un empeño continuo en favor del trabajo decente, y seguimos reclamando de los poderes públicos un empeño sincero por ir generando condiciones objetivas que lo hagan posible, poniendo en el centro de sus políticas económicas la prioridad del servicio a las personas, no al capital.
Nuestra esperanza en Jesucristo, Misericordia de Dios, nos sigue impulsando a una vida de servicio, solidaridad y humildad en favor del mundo obrero, y en especial de los que más sufren.[3]
Ávila, 20 de noviembre de 2016.
Departamento de Pastoral Obrera –CEAS
***
[1] EG 24
[2] Francisco. discurso en el III Encuentro de Movimientos Populares, 5 nov 2016
[3] Ídem

Alfonso XI, 4 – 4º   28014 MADRID

viernes, 18 de noviembre de 2016

¿Nos ayudas en la difusión del editorial 1589 de Noticias Obreras de la HOAC?


Un signo de esperanza #EMMP2016


Un signo de esperanza #EMMP2016
Del 2 al 5 de noviembre se ha celebrado en Roma el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares, una iniciativa conjunta del papa Francisco, con el Consejo Pontificio de Justicia y Paz y las propias organizaciones populares. El primer encuentro se celebró también en Roma en 2014 y el segundo en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) en 2015. En continuidad con los dos anteriores, este tiene como objetivos: promover el protagonismo de los excluidos en su lucha por Tierra, Techo y Trabajo; contribuir a la construcción de los cambios estructurales que el mundo necesita, apoyados en la propuesta que el papa Francisco ha enunciado en Evangelii gaudium y Laudato si', ayudar a las organizaciones populares a coordinar acciones a nivel regional e internacional; fortalecer el diálogo y la cooperación entre la Iglesia (a nivel nacional, regional y global) y las organizaciones populares. Desde el mismo anhelo que en los dos anteriores encuentros –Tierra, Techo y Trabajo para todas y todos–, en este ocasión se pone el acento en las propuestas de acción y prestar una especial atención a la degradación de la naturaleza desde la perspectiva de la ecología integral y al drama de los migrantes y refugiados, desplazados de su tierra por las distintas formas de violencia. Porque, como se dijo en el encuentro de Bolivia, «un sistema que no puede brindar tierra, techo y trabajo para todos, que socava la paz entre las personas y amenaza la propia subsistencia de la Madre Tierra, no puede seguir rigiendo el destino del planeta».
Como en las dos anteriores, en esta convocatoria han participado cristianos inmersos en los movimientos populares, obispos y, sobre todo, muchas otras personas que están comprometidas con estos movimientos populares y que, a su vez, son creyentes de otras religiones o no son creyentes. La riqueza y valor del encuentro en este sentido es muy grande. Militantes de la HOAC participaron en los dos anteriores encuentros como miembros de movimientos populares como el de los barrios ignorados, barrios obreros que se han ido degradando, o el de las plataformas de afectados por las hipotecas. En esta ocasión, la HOAC ha participado como movimiento, dentro de la delegación del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos, muy implicado desde el principio en los Encuentros en su defensa del trabajo digno.
El Encuentro Mundial de Movimientos Populares es un gran signo de esperanza. En primer lugar, por el mismo hecho de ser un espacio de encuentro e impulso de los propios movimientos populares, que son en sí mismos un signo de esperanza en el mundo. Como dijo el papa Francisco en el II Encuentro: «Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de "las tres T" (Tierra, Techo, Trabajo) y, también, en su participación protagonista en los grandes procesos de cambio. Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!». En segundo lugar, por lo que supone el Encuentro para facilitar e impulsar el diálogo y la cooperación fecundas entre la Iglesia y las organizaciones populares; lo que supone tanto de apoyo para los propios movimientos como para la Iglesia, que así crece en ser Iglesia de los pobres, fiel a Jesucristo. En tercer lugar, por lo que representa de acompañamiento, apoyo e impulso a los cristianos comprometidos en los movimientos populares. ¡Damos gracias por el Amor de Dios, que alienta estas iniciativas y estas luchas por la dignidad humana!
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lunes, 3 de octubre de 2016

MANIFIESTO PARA LA JORNADA MUNDIAL POR EL TRABAJO DECENTE. 7 DE OCTUBRE DE 2016

En esta Jornada Mundial por el Trabajo Decente, las Organizaciones de Iglesia en Ciudad Real: Cáritas, CONFER, HOAC y Juventud Obrera Cristina (JOC), renovamos nuestro compromiso de seguir construyendo y exigiendo una sociedad que defiende el trabajo decente.

Y ¿por qué?
Porque:
-         El Trabajo Decente es la expresión de la dignidad esencial de los hombres y de las mujeres.
-         Un Trabajo Decente asocia a los trabajadores y a las trabajadoras al desarrollo de su comunidad.
-         El Trabajo Decente evita la discriminación, respetando a todos y todas.
-         Un Trabajo Decente genera ingresos justos.
-         El trabajo Decente es seguridad en el lugar de trabajo, permite satisfacer las necesidades de las familias y asegura su protección social.
-         Un Trabajo Decente defiende que trabajadores y trabajadoras se organicen libremente para hacer oír su voz.
-         El Trabajo Decente deja espacio para reencontrarse con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual.
-         Un Trabajo Decente permite el desarrollo personal y la integración social
-         El Trabajo Decente asegura una condición digna a los trabajadores y las trabajadoras que llegan a la jubilación.

Por todo esto, el Trabajo Decente debe estar en la agenda política, en las agendas de las entidades sociales y empresariales, en nuestras agendas personales… y también en las propuestas de nuestra Iglesia.

Hoy reafirmamos nuestro compromiso en la defensa del Trabajo Decente y queremos animar a los responsables en el Gobierno, a los Sindicatos, Organizaciones Sociales, Organizaciones Empresariales y vecinos y vecinas de nuestros barrios a colaborar para:  

-         Poner en el centro a la persona, rompiendo la actual lógica de pensar y organizar el trabajo desde lo económico y los intereses de unos pocos.
-         Plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo: Distribuir de manera justa y digna el empleo y reconocer socialmente todos los trabajos de cuidados, necesarios para el desarrollo de la vida.
-          Luchar por condiciones dignas de empleo: Sin la lucha por la afirmación de los derechos de las personas en el empleo no es posible humanizar el trabajo.
-         Articular de forma humanizadora el trabajo y el descanso.
-         Luchar para que el acceso a DDHH como sanidad, vivienda, educación, etc. no esté condicionado a tener un empleo.

Toda sociedad está llamada a visibilizar y denunciar, a través de todos los medios al alcance, la situación de desigualdad en el acceso al trabajo decente y la negación de dignidad que esto supone. Todos y todas podemos hacer algo desde nuestras organizaciones y lugares de compromiso.

7 de octubre de 2016

7 octubre 2016 Jornada Mundial por el Trabajo decente.

lunes, 18 de julio de 2016

Cursos de Verano - HOAC 2016



Del 11 al 17 de julio, hemos celebrado en la Residencia de los Padres Paúles, de Salamanca, los Cursos de Verano de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Un espacio de oración, diálogo, profundización y convivencia sobre «Orar y vivir el trabajo y las situaciones de las y los trabajadores desde la misericordia» con la participación de más de 250 personas.
A través de distintas ponencias y reflexiones, hemos dialogado sobre el sentido del trabajo y por qué necesitamos un trabajo decente, así como los retos que la orientación actual del trabajo nos presenta a la sociedad, a la Iglesia y a la HOAC. Hemos puesto en común experiencias de nuestro compromiso social, sindical y político que intentan ser expresión de la misericordia de Dios con nuestros compañeros y compañeras del trabajo.
Hemos tenido también espacios de oración, para sacerdotes, seminaristas, animadores de la fe y militantes, una ocasión para reflexionar y rezar los procesos de acompañamiento de las personas del mundo obrero con las que compartimos la vida.
En el marco de estos días, hemos tenido la oportunidad de compartir la Eucaristía con la Iglesia de Salamanca en la Catedral nueva, manifestándonos públicamente, con una concentración en la calle, que nuestra sociedad sólo podrá ser decente en la medida que sea capaz de procurar trabajo digno para todos los hombres y mujeres que la formamos.
Afirmamos que el trabajo ha ido pasando progresivamente de ser un bien para la vida a ser un instrumento para la producción. Muchos trabajadores y trabajadoras están sufriendo una gran precariedad. Y esta precarización del trabajo que estamos padeciendo supone también la degradación de la empresa y de la economía, por lo que estamos llamados a repensar el sentido y la función que realmente deben tener para que sirvan al bien común.
Creemos que, ante la situación de insolidaridad estructural que se vive en todo el mundo respecto a los trabajadores y trabajadoras, es necesario repensar el sentido del trabajo, la economía y la empresa, devaluados en nuestra sociedad. Para ello tenemos que exigir a los políticos, los gobernantes y los poderes económicos el derecho al trabajo, a una justa remuneración y a unas condiciones de vida dignas con horarios y condiciones que permitan el adecuado desarrollo de la vida personal, familiar y social.
Consideramos que el trabajo es esencial para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad. Es necesario insistir en que el trabajo humano está en función de la persona y no la persona en función del trabajo. (LE 6)
En la HOAC, nos sentimos llamados y llamadas, e invitamos a toda la sociedad a:
Romper la actual lógica de pensar y organizar el trabajo, poniendo en el centro a la persona.
Plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo: distribuir de manera justa y digna el empleo y reconocer socialmente todos los trabajos de cuidados.
Establecer unos ingresos mínimos suficientes para cubrir las necesidades básicas de todas las personas.
Unir de forma humanizadora el trabajo y el descanso.
Luchar por condiciones dignas de empleo, para humanizar el trabajo.
Repensar el modelo económico y productivo, para que sea respetuoso con la vida y el medio ambiente.

Como creyentes en Jesús de Nazaret afirmamos que el trabajo es para la vida. Por ello, animamos a promover el derecho a tener un trabajo decente para todas las personas.  

viernes, 27 de mayo de 2016

La HOAC se adhiere al manifiesto #SOSRefugiados: Refugio por Derecho



La Comisión Permanente de la HOAC se suma a esta campaña y apoya los actos que culminarán con una movilización el próximo 20 de junio, día mundial de las personas refugiadas.
En continuidad con las distintas declaraciones realizadas en este ya largo proceso de inacción política y de continuo drama de las personas refugiadas, la Comisión Permanente de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) se adhiere, conjuntamente con otras organizaciones, al manifiesto #SOSRefugiados que señala: «Las políticas europeas de migración y asilo, lejos de dar una respuesta solidaria, basada en el respeto a los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas, han puesto en grave riesgo las vidas de miles de personas, muchas de ellas mujeres y niños, convirtiendo el mar Mediterráneo en la mayor fosa común en el mundo donde han muerto más de 25.000 personas en los últimos 15 años.
El pasado 18 de marzo, los líderes europeos firmaron una declaración con Turquía que, además de ser vergonzosa e ilegal, pone en un mayor riesgo a estas personas justificando su devolución a un país como Turquía que ha demostrado que no garantiza los derechos humanos y la adecuada protección que merecen.
Este acuerdo vulnera la Carta Internacional de Derechos Humanos, la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, el Convenio Europeo de Derechos humanos y la Convención de Ginebra para los Refugiados, así como diferentes Directivas europeas en materia de asilo. Un acuerdo que propicia el naufragio de la Europa social, abandonando los valores y los principios que configuran Europa como un espacio común de libertad, seguridad y justicia, fundada sobre los valores de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad a los que se refiere el Preámbulo de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.
Además, el acuerdo utiliza a las personas refugiadas como moneda de cambio que responde a intereses económicos y geoestratégicos y no a la protección a la que legalmente tanto la UE como Turquía están obligadas a garantizar. Hacer de las personas refugiadas una mercancía para el intercambio económico es inhumano, ilegal e intolerable. El acuerdo convierte a Turquía en un gendarme que se suma a la creciente militarización de las fronteras europeas.
La Unión Europea, lejos de ser un ejemplo de solidaridad y actuar conforme a los valores que fueron el cimiento del proyecto europeo, sigue impulsando recetas que han fracasado en el pasado y han provocado miles de muertes. El acuerdo, unido a las medidas adoptadas unilateralmente por los estados miembros que dificultan o impiden la entrada en su territorio de solicitantes de asilo, no aportan una solución y provocarán la apertura de otras vías más peligrosas y costosas para las personas refugiadas como la del Mediterráneo Central que es la más mortal del mundo.
Por todo ello, las organizaciones firmantes exigen:
A LA UNIÓN EUROPEA Y A SUS ESTADOS MIEMBROS
► Cambiar el enfoque de las políticas de migración y asilo poniendo en el centro a las personas y a sus derechos.
► Cumplir la legalidad europea e internacional. Retirar el acuerdo de la UE y Turquía.
► Habilitar vías legales y seguras para que las personas refugiadas no tengan que arriesgar su vida en peligrosas rutas.
► Debe garantizarse, especialmente, que las mujeres no estén sometidas a violencia sexual y de género, y que los menores y las personas con diversidad funcional reciben la protección adecuada.
► Garantizar una acogida digna y adecuada protección que incluya la atención sanitaria y respeto a los Derechos Humanos así como cumplir los compromisos asumidos en este sentido, habilitando los presupuestos y los recursos acordes al desafío humanitario fruto de las guerras y desigualdades.
► Garantizar la protección de las organizaciones y personas que apoyan a la población refugiada. La complejidad de la situación hace que su trabajo sea absolutamente necesario y debe ser complementario al que las instituciones europeas están obligadas a realizar.
► Deben combatirse activamente los discursos y narrativas xenófobas. Las consecuencias de no hacerlo pueden ser muy peligrosas para la construcción de la necesaria convivencia y cohesión social en Europa.
► Incorporar en las políticas migratorias a nivel europeo el objetivo de la gestión de las nuevas fronteras invisibles que se están generando en nuestras ciudades y en nuestros barrios, con una apuesta decida por la construcción de convivencia y diálogo intercultural.
► Finalizar la militarización de la zona que puede derivar en conflictos aún más complejos con gravísimas consecuencias para la población. Apostar por una política europea y presupuestaria común que de apoyo a la situación de refugiados y migrantes.
AL GOBIERNO ESPAÑOL
► Retirar su apoyo al acuerdo de la UE-Turquía e instar a su retirada definitiva por parte del resto de los Estados de la Unión Europea.
► Agilizar la acogida de personas refugiadas a través de los programas de reasentamiento y reubicación.
► Reforzar el sistema nacional de acogida a refugiados de manera acorde a la evolución de las necesidades con los recursos, número de plazas y presupuesto necesario.
► Respetar escrupulosamente los derechos humanos en la frontera sur (específicamente en las fronteras de Ceuta, Melilla, Canarias y la costa marroquí) y en el resto de las fronteras europea.
► Velar por que el conjunto de actores políticos, económicos y sociales no empleen mensajes de carácter xenófobo, discriminatorio o racista hacia la población migrante y refugiada que puedan contribuir a la generación de prejuicios y actitudes racistas o violentas hacia dichas personas.
► Llevar a cabo acciones específicas de información y sensibilización de la opinión pública española sobre la situación de emergencia actual y sus causas, contando con el conjunto de actores de la sociedad civil que trabajan con población refugiada tanto en España como en los países de origen.
► Reforzar la política de integración con un plan de barrios que apueste por la convivencia, el dialogo intercultural, la gestión positiva de la diversidad y la lucha contra el racismo y la xenofobia.
► Incrementar los fondos para ayuda humanitaria y ayuda al desarrollo sin utilizar los fondos de cooperación internacional como compensación o incentivo al control de fronteras ni destinarlos a la atención de personas solicitantes de asilo y refugio en Europa. La atención de estas personas debe garantizarse con fondos específicos, suficientes y sostenidos en el tiempo.
► Defender una postura en las instituciones europeas, que sea reflejo del sentir de la sociedad española, y que, por tanto, defienda el cumplimiento de la legalidad y el respeto a los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas.»
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viernes, 20 de mayo de 2016

DÍA DE LA HOAC 2016



Queridas hermanas y hermanos:

Como todos sabemos, el próxima domingo 22 de mayo celebraremos el Día de la HOAC. La celebración tendrá lugar en la parroquia de S. Juan Bautista y se desarrollará de la siguiente manera:
  • A las 12.30 h. será la Eucaristía.
  • Sobre las 13.30 h. habrá una limoná y un puñao.
  • Sobre las 14.30 h. tendremos la comida compartida en el salón parroquial.
  • En la sobremesa (entorno a las 16 h.) habrá unos talleres que nos servirán para compartir experiencias y reflexiones.
Estáis invitados.

Un abrazo en Cristo Obrero.

La Comisión diocesana.

sábado, 30 de abril de 2016

Comunicado del Primero de Mayo de 2016 • Día Internacional del Trabajo • HOAC y JOC.


«Juan, tras 20 años en la misma empresa, se encuentra en el paro con 48 años y pronto dejará de percibir la prestación. Eloísa, su mujer, ha conseguido ir a limpiar por horas sueltas, sin contrato, a la vez que atiende a su madre enferma. David, el hijo mayor, ha dejado la universidad al recortarle la beca. Ana, la segunda hija, está pendiente del móvil por si la llaman para cubrir alguna baja. Y Tamara, la tercera hija, estudia 3º ESO y falta bastante a clase para cuidar de su sobrina de 2 años».
Como Juan, Eloísa, David, Ana… hay en nuestro país 4.094.770 personas paradas, y 1.556.600 familias tienen a todos sus miembros en paro. Además:
■ El 12,6% de los trabajadores en España son pobres (su salario no les permite salir de la pobreza).
 608 trabajadores fallecieron en 2015 víctimas de accidentes laborales, dos muertes al día.
■ Si miramos al mundo, 21 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso(según la OIT).
■ La desigualdad sigue creciendo. El 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el otro 99%. En España, las 20 personas más ricas disponen de tanto dinero como los 14 millones de personas más pobres.
De nuevo este 1º de mayoDía Internacional del Trabajo, la HOAC y la JOC, movimientos de Acción Católica especializada en el mundo obrero y del trabajo, no permanecemos indiferentes y denunciamos esta situación inadmisible.
El trabajo ha pasado de ser un bien para la vida a ser un instrumento para la producción, con mayor crudeza en estos últimos años. El trabajo se ha degradado de tal manera que es difícil reconocerlo. Muchos trabajadores y trabajadoras están sufriendo una gran precariedad. Muchos de ellos no pueden optar al tipo de trabajo para el que se han formado ni participar en la decisión de sus condiciones laborales, el horario, el sueldo, la duración del contrato, el tipo de jornada, etc. Esta precarización del trabajo que estamos padeciendo supone también la degradación de la empresa y de la economía, por lo que estamos llamados a repensar el sentido y la función que realmente deben tener para que sirvan al bien común.
Ante la situación de insolidaridad estructural que se vive en todo el mundo respecto a los trabajadores y trabajadoras, y más si cabe respecto a jóvenes que quieren y no pueden trabajar, la persona debe ser y estar en el centro de la actividad económica, de la política, de las relaciones laborales, del trabajo.
Es necesario repensar el sentido del trabajo, la economía y la empresa, devaluado en nuestra sociedad. Para ello tenemos que exigir a los políticos, gobernantes y poderes económicos unos derechos que son básicos y fundamentales y que deben promoverse siempre, y que a menudo no son respetados:
 El derecho al trabajo, a una justa remuneración, a unas condiciones dignas con horarios y condiciones que permitan el adecuado desarrollo de la vida personal, familiar y social.
■ El derecho a un ambiente de trabajo saludable que no atente contra la integridad física ni psíquica, y que permita el desarrollo de la propia personalidad en el trabajo.
■ El derecho a prestaciones sociales, y al descanso.
■ El derecho de reunión y de asociación, a la negociación colectiva y a la huelga, y a la participación en la organización del trabajo.
Afirmamos que el trabajo es esencial para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad. A través de él potenciamos, desarrollamos y expandimos nuestras capacidades y cualidades, y podemos aportar lo mejor de nosotros para la construcción de la sociedad en la que vivimos. El trabajo está «en función del hombre» y no el hombre «en función del trabajo» (Juan Pablo II, Laborem exercens 6).
Ante esto, nos sentimos llamados y llamadas, e invitamos a toda la sociedad a:
 Romper la actual lógica de pensar y organizar el trabajo, poniendo en el centro a la persona y no la economía y los intereses de unos pocos.
 Plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo: distribuir de manera justa y digna el empleo y reconocer socialmente todos los trabajos de cuidados necesarios para la vida humana.
■ Establecer unos ingresos mínimos suficientes para cubrir las necesidades básicas de todas las personas y familias por el hecho de serlo.
■ Articular de forma humanizadora el trabajo y el descanso.
■ Luchar por condiciones dignas de empleo: sin la lucha por la afirmación de los derechos de las personas en el empleo no es posible humanizar el trabajo.
■ Denunciar que actualmente el capital no tiene fronteras (especialmente con el TTIP), mientras que las personas sí las tenemos, lo cual crea una mayor injusticia social.
■ Repensar el modelo económico y productivo, para que sea respetuoso con la vida y que permita la de generaciones futuras.
Como creyentes en Jesús de Nazaret, quienes integramos la JOC y la HOAC animamos a todas las personas a denunciar las situaciones injustas que se padecen en el mundo obrero y del trabajo, y a promover el derecho a tener un trabajo decente que no niegue la dignidad de los trabajadores y trabajadoras, ya que el trabajo es para la vida.
Os invitamos a celebrar este 1º de mayo, participando en los actos que se convoquen para denunciar esta forma de entender el trabajo, y defendiendo que éste sea un bien de la persona y de la sociedad al servicio de la vida.

jueves, 28 de abril de 2016

COMUNICADO DE LA HOAC DE CIUDAD REAL EN EL DÍA DE LA SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO

TRABAJO DIGNO PARA UNA SOCIEDAD DECENTE
Un año más la HOAC y la Pastoral Obrera de Ciudad Real celebramos esta jornada del 28 de abril, que está declarada como Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo.
Año tras año contemplamos casi impasibles los datos escalofriantes de siniestralidad en nuestro país y en el mundo. En el mundo cada 15 segundos un trabajador muere a causa de accidentes o enfermedad relacionada con el trabajo. El coste de esta lacra supera el 4% del PIB global. En España, según el Ministerio de Trabajo, en 2015 murieron 608 trabajadores y trabajadoras en accidentes laborales, 28 más que en 2014. Esta cifra habría que multiplicarla por 15 si tenemos en cuenta las muertes por enfermedades relacionadas con el trabajo. En Castilla-La Mancha, se produjeron 28 muertes, convirtiéndose en la segunda región con mayor tasa de incidencia de accidentes laborales. Desde el 2012, con la crisis y las sucesivas reformas laborales, la siniestralidad está repuntando, malogrando los significativos avances que se estaban consiguiendo tras la entrada en vigor hace 25 años de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Mientras, se impone la precarización en el empleo y se rebajan las condiciones de seguridad, que se justifican como recetas imprescindibles para superar la crisis y ganar en competitividad. Al mismo tiempo, las grandes fortunas y las multinacionales se enriquecen y eluden sus obligaciones fiscales hasta niveles impensables y escandalosos.
Pero llama la atención el clamoroso silencio social reinante ante esta trágica realidad: en las instituciones, en los grandes medios de comunicación, en las fuerzas políticas mayoritarias, entre buena parte de la ciudadanía, etc. No es normal que los trabajadores y las trabajadoras expongan su vida y su salud en el trabajo. Tampoco es una fatalidad inevitable. Esta realidad tiene causas bien concretas y evitables: el modelo económico y productivo vigente, el incumplimiento de la normativa legal, la debilidad de las inspecciones de trabajo, la escasa cultura de prevención, el pretexto de la crisis, la falta de conciencia de los propios trabajadores y el miedo a perder el empleo… Hemos normalizado esta tragedia y necesitamos reaccionar. La indiferencia social ante esta terrible situación es parte del problema.
El Papa Francisco dice: “Esa economía mata”. “Hay que formar en un nuevo humanismo del trabajo, en el que la economía sirva al hombre, y no se sirva del hombre”. “Vivimos en un tiempo en el que la explotación de los trabajadores y el trabajo no está al servicio de la dignidad de la persona”.
Todas estas son razones para que, la HOAC junto con otros grupos de Iglesia y otras organizaciones obreras y sociales que trabajan por la justicia y la dignidad de la persona, volvamos a aclamar con rotundidad que: No hay sociedad decente sin trabajo digno. Trabajo digno para una sociedad decente.
¡Ni un muerto más por el trabajo! El trabajo es para la vida.
                                  
Ciudad Real, 28 de abril de 2016, día de la salud y seguridad en el trabajo.


lunes, 14 de marzo de 2016

REFUGIADOS: Una profunda crisis moral. Editorial 1581 Noticias Obreras.

En una editorial anterior1 nos referíamos a la situación de las personas refugiadas que llegan o intentan llegar a Europa y planteábamos que el desgobierno y la indiferencia estaban agravando dramáticamente la vida de millones de personas. Desde entonces la situación se ha hecho más escandalosa.
Por ello adquieren más fuerza unas palabras –que compartimos– publicadas por Cristianisme i Justicia hace unos meses: «Tenemos que considerar literalmente como criminales aquellas políticas de “seguridad” que tiendan a blindar fronteras y a levantar muros. Es el momento de la solidaridad activa, de la búsqueda conjunta de soluciones, y en esto las opiniones públicas de los países potencialmente acogedores tenemos que ser mucho más conscientes, claras e insistentes ante nuestras autoridades»2.
El papa Francisco nos recuerda que «todos los días… las historias dramáticas de millones de hombres y mujeres interpelan a la comunidad internacional, ante la aparición de inaceptables crisis humanitarias en muchas zonas del mundo. La indiferencia y el silencio abren el camino a la complicidad cuando vemos como espectadores a los muertos… Sea de grandes o pequeñas dimensiones, siempre son tragedias cuando se pierde aunque sea solo una vida»3. Por eso, insiste repetidamente en la necesidad de «romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo» (Misericordiae vultus, 15).
Lo que muestra la situación de los refugiados en Europa (aunque no solo en Europa y no solo la de los refugiados, sino también la de los emigrantes) y las políticas de cierre de fronteras y de criminalización de las personas que se ven en la necesidad de huir, es la profunda crisis moral que vivimos. Tanto en la debilidad de las respuestas a las causas estructurales de las migraciones y de los refugiados, como en las dificultades personales y estructurales que ponemos para acogerlos, se comprueba la profundidad de esa crisis, que viene provocada por el olvido de la fraternidad, de la común humanidad que nos hermana. Necesitamos recomponer la fuerza de la moral en nuestras vidas, la fuerza de la fraternidad, en lo personal y en lo social. Por eso es tan radical y tan importante, para encontrar respuestas, lo que dice el papa Francisco: «Cada uno de nosotros es responsable de su prójimo: somos custodios de nuestros hermanos y hermanas, dondequiera que vivan»; nuestra responsabilidad humana es «que se encuentren “en casa” en la única familia humana».
Sentir así, pensar así, actuar así… es lo que nos puede ayudar a recomponer la capacidad moral, cuya «prueba del algodón» es responder compasivamente al sufrimiento de los otros. Quienes, personas o grupos, sí actúan así (porque en medio de esta crisis son también muchos y muy importantes los signos de solidaridad y acogida que se están produciendo) nos muestran el camino que necesitamos recorrer, lo que necesitamos convertir en criterio de funcionamiento de nuestras sociedades. La pregunta es si estamos dispuestos a asumir lo que supone, porque la misma falta de fraternidad nos hace verlo como «costes», cuando en realidad son oportunidades de crecer en humanidad.

Particularmente en Europa es esencial avivar la convicción moral de que sin la fraternidad, la libertad y la igualdad son inalcanzables. Cada comunidad cristiana y todas las comunidades cristianas, estamos urgidas a prestar en nuestra sociedad el servicio de ser testigos vivos de ello, desde la convicción de que «en la raíz del Evangelio de la misericordia el encuentro y la acogida del otro se entrecruzan con el encuentro y la acogida de Dios: acoger al otro es acoger a Dios en persona»4. Luego, no hacerlo es rechazar a Dios en persona.

sábado, 27 de febrero de 2016

8 de Marzo: Día Internacional de la Mujer Trabajadora


COMUNICADO ANTE EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA

El 8 de marzo es un día para rememorar el pasado y ser agradecidos y agradecidas; para observar el presente y hacernos eco de la realidad; y también para mirar al futuro y lanzarnos valientemente hacia él.

8 de marzo de 1911: el pasado que construyó el presente
Fue en 1911 cuando se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer Trabajadora con una reivindicación a favor del derecho al voto, el derecho al trabajo y la no discriminación laboral.
Con aquel primer Día Internacional de la Mujer Trabajadora se inicia una tradición que cumple 105 años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo. Nuestra admiración, por tanto, hacia las mujeres que han luchado por defender su dignidad de mujeres y de trabajadoras, y que han conseguido la conquista de fundamentales derechos sociales, económicos y políticos.

8 de marzo de 2016: una acentuación de las desigualdades sociales
Hoy, en este 8 de marzo, queremos tener presentes a todas las mujeres trabajadoras, especialmente a las que día a día luchan contra la incertidumbre económica y vital de un sistema económico que precariza nuestras condiciones de vida y de trabajo, que crea cada día más pobreza y más desigualdad.

Las mujeres con poca cualificación, con empleos poco remunerados y sin derechos, con importantes responsabilidades familiares son el eslabón más débil y que soporta mayor discriminación y mayor explotación por ser mujeres trabajadoras y trabajadoras pobres.
Los recortes sociales, las reformas laborales, la supresión de ayudas a la dependencia…, han generalizado la precariedad y la flexibilidad, con especial incidencia en las mujeres, doblemente discriminadas tanto en el ámbito doméstico como en el laboral, a pesar de los avances. Además, en una sociedad mercantilizada como la nuestra, el trabajo del hogar y los cuidados para sostener la vida, realizados desde la gratuidad, fundamentalmente por mujeres, no son valorados ni considerados.

Una mirada al futuro desde la esperanza
En contraste con la lógica actual que domina la vida social, política y cultural, hemos de aspirar a humanizar la sociedad, atendiendo preferentemente al empobrecimiento de millones de personas. La lucha contra las desigualdades, discriminaciones e injusticias que hoy padecen las mujeres necesitan de cada uno de nosotros y de nosotras. La corresponsabilidad entre ambos sexos es imprescindible y necesaria.
En este Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Mujeres y Teología, la JOC (Juventud Obrera Cristiana) y la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), nos comprometemos en nuestra tarea a trabajar por el sueño de la igualdad de derechos, igualdad de oportunidades y progreso para todos y todas: Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente…” (Papa Francisco Evangelii Gaudium nº. 104).

Invitamos también al conjunto de la sociedad a no permanecer impasible ante las situaciones de deshumanización y empobrecimiento de tantas mujeres. Este día es una llamada al compromiso y a la denuncia profética, a la reflexión y a la acción, sabedores y sabedoras de nuestra capacidad para organizar la vida social desde la igualdad y desde el respeto a la diversidad de cada hombre y mujer.

Hoac Ciudad Real.              JOC Ciudad Real                  Mujeres y Teología C. Real