viernes, 25 de diciembre de 2009

Navidad 2009

Hemos profanado y ocultado el Misterio más impresionante de la Historia convirtiendo su recuerdo en un inmenso escaparate. 

Todo es sobreestimulación visual, sonora, gustativa… y así es fácil confundir lo saturado con lo pleno. 

Anuncios, canciones, comidas, colonias, juguetes, regalos, bebidas… todo ello cuidadosamente embalado y envuelto con el ruido seductor de la publicidad. 

Sólo el Silencio puede aproximarnos a la revelación que esconde ese Misterio. 

Un Silencio que se expresa en los textos sencillos de la simplicidad voluntaria, de la fiesta austera y sincera, de la solidaridad con quienes siguen sin encontrar alojamiento en la posada que es nuestro mundo de hoy. 

Por eso, en estos días, nos debemos entregar a esa experiencia de silencio . . . 

Silencio que me permita oir cómo se anuncia el suceso en las estrellas. . . . 

Feliz Navidad Obrera. 

viernes, 9 de octubre de 2009

Fondo Diocesano de Solidaridad


En los meses pasados, nació en nuestra Diócesis una Comisión Diocesana con tres líneas bien definidas de actuación. La primera de ellas trata de buscar los cauces adecuados para concienciar, en el seno de la comunidad cristiana, de la necesidad de dar respuestas reales desde el Evangelio a la situación que muchas familias están viviendo y de profundizar en las situaciones de necesidad. La segunda línea de actuación trata de reflexionar y profundizar en lo que la crisis está provocando. No sólo eso, sino también buscar las causas que están provocando que ésta se agrave y que esté afectado a un gran número de personas y familias. En tercer lugar, encontrar soluciones concretas de ayuda a todas las personas que se acerquen a nuestras comunidades parroquiales solicitando ayuda. La escasez de recursos en la Iglesia y, también, la profundidad de los problemas hacen que no se puedan encontrar soluciones mágicas y rápidas de ayuda. Sin embargo, sí que podemos ser signo del Reino de Dios. Desde estos presupuestos se nos pide el 10% del suelo de un mes para que no sólo seamos solidarios con los labios y el corazón sino también con acciones concretas.Haz tu aportación en:
Caja Rural 3062 - 0082 - 11 - 2264858628


¿POR QUÉ ESE AFÁN DE AYUDAR CON COMIDA Y ROPA?Desde que comenzó la actual crisis económica, muchas han sido las iniciativas que se han llevado a cabo para paliar sus consecuencias, sobre todo en la esfera macroeconómica y financiera. Otras respuestas se están llevando a cabo desde las distintas administraciones públicas, con los cuestionados planes de desarrollo. Sin embargo, estas respuestas llegan con dificultad a la esfera familiar, que es al final, el lugar donde se vive la experiencia más amarga de la crisis, y también es el lugar donde surgen las más cercanas y entrañables respuestas para paliarla.Cuando se habla con alguna madre en Cáritas se escuchan frases como ésta: "mi hijo no entiende que no le pueda comprar unas zapatillas nuevas". "Estoy teniendo problemas para que mi hija adolescente entienda que no le puedo dar dinero para salir como antes, cuando su padre tenía trabajo" Para las familias que han estado acostumbradas a vivir en la abundancia, la falta de recursos económicos está afectando directamente en las relaciones personales, sobre todo si se prolonga en el tiempo. Poder ayudar a las familias dedicando tiempo para la escucha, orientando en formas de actuar para afrontar adecuadamente sus problemas es tarea de educadores, psicólogos o bien sencillamente de grupos de padres que se planteen compartir y plantear nuevas alternativas. Por eso, es importante no quedarnos sólo con la pena de "no tienen para comer".Las familias siguen teniendo las mismas necesidades que antes de la crisis, bastantes de éstas van apareciendo por primera vez por los servicios sociales y por Cáritas, si no les da vergüenza. Nadie mejor que las propias familias saben cómo organizarse y responder a su vida diaria; por tanto habrá que escuchar más y huir de respuestas estandarizadas. A veces, se reduce más la angustia cuando saben que pueden pagar el recibo de la luz, que llevarse una bolsa con comida; que por cierto quita hasta la autonomía de decidir si en vez de lentejas pueden tomar una ensalada de tomate.¿Tú comerías en un comedor social?Desde que comenzó la crisis, los medios de comunicación no han dejado de preguntar ¿Cuántos comedores tienen o si se van a abrir? Desde Cáritas Ciudad Real sólo vemos estos recursos para personas que van de paso o para las campañas agrícolas de temporada.Curiosamente cuando preguntas: "¿Tú irías a comer con tu familia a un comedor social?" todos responden: "Sería lo último, me parece que perdería mi dignidad, sería una vergüenza…" ¿Por qué pedimos para los demás lo que no queremos para nosotros?Cáritas, en su respuesta, hace un esfuerzo porque la familia responda a sus necesidades básicas en el hogar, sobre todo las que residen en nuestras localidades. Desde Cáritas, creemos en el valor de la familia. En España y, actualmente, con mayor intensidad en las zonas rurales, éste sigue siendo el colchón natural y primero que acoge, ayuda y mantiene a sus miembros en tiempos de crisis.Por otro lado, la ropa es un recurso bueno, supone mucho trabajo para las voluntarias que los atienden, pero ha de tener una valoración adecuada tanto por quienes la donan como por quien la recibe. Por ejemplo, en algunas localidades, como Tomelloso y Daimiel, Cáritas tiene organizado un sencillo proyecto de reciclaje donde la ropa previamente se selecciona, se lava, se arregla y se ordena; para posteriormente poder ser adquirida por un precio simbólico. De esta manera las personas adquieren las prendas que realmente precisan. Entre todos es posibleEs necesario urgir, más que nunca, hacia la participación social y la conciencia ciudadana. Sólo se podrá apoyar a las personas en paro o en exclusión si los que tienen trabajo y bienes siguen aportando al bienestar social desde los impuestos. Aunque cuando se habla de este tema rápidamente surge la protesta de todos y entre los políticos no es muy aplaudido, porque subir los impuestos es poco rentable desde el punto de vista electoral. Cáritas Española, en sus orientaciones para afrontar la crisis, sabe y le ha dicho al gobierno, que las prestaciones dependen de la aportación de cada ciudadano y eso se hace vía impuestos. Otra cosa en que dichos impuestos se apliquen en gran parte para paliar esta crisis y que las soluciones pasen por la generación de empleo estable. Porque qué pasará cuando acabemos de arreglar las aceras de nuestras ciudades, con el Plan Eñe.Recuperemos el sentido común y pongámonos en el lugar del otro: La participación social no nace de juzgar situaciones que no vivimos, sino de que cada ciudadano tenga información, razone y huya de respuestas simplistas, se implique en las instituciones sociales que nos hemos dado a nosotros mismos, como asociaciones de vecinos, AMPAS, consejos de bienestar social, páginas web donde los ayuntamientos piden opinión, movilización de los sindicatos para todos. Es el tiempo de crear nuevas respuestas para estos momentos huyendo del individualismo que mantiene a pobres, y no tan pobres aletargados, mientras otros deciden por nosotros.Y mientras la sociedad despierta del letargo que nos ha producido el estado de bienestar -solo para algunos-, las distintas iniciativas de la solidaridad tiene rostro; son muchos los hombres y mujeres los que desde el compartir silencioso que hace vida -que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha- se disponen a ayudar a los demás. Una sociedad con valores, es una sociedad con futuro.La Iglesia Diocesana, con su Obispo a la cabeza, invitó el pasado 21 de junio, a todos los cristianos a compartir el 10% de un sueldo para afrontar la crisis. Detrás de esto no solo hay una necesidad económica, sino una invitación a vivir de manera austera y ser signo evangélico en estos momentos. Una colaboración que está nutriendo el Fondo Diocesano de Solidaridad, no para solucionar los problemas sociales y de empleo en la Diócesis, sino para ser un signo que haga que cada comunidad parroquial crezca en Caridad. Es la prueba del algodón a la que nos urge Benedicto XVI en su última encíclica: "La caridad en la verdad". Es una nueva llamada de la Iglesia a compartir una mirada acogedora y de denuncia, ya que detrás de cada persona por deteriorada que la veamos siempre hay un ser humano que siente, con capacidades para afrontar su vida, con ilusiones por descubrir, con capacidad de aprender, con experiencia para compartir.Efectivamente, "nos preocupa justamente la complejidad y gravedad de la situación económica actual, pero hemos de asumir con realismo, confianza y esperanza las nuevas responsabilidades que nos reclama la situación de un mundo que necesita una rotunda renovación cultural y el redescubrimiento de valores de fondo sobre los cuales construir un futuro mejor. La crisis nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas normas de compromiso, a apoyarnos en las experiencias positivas y a rechazar las negativas. De este modo, la crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo" (Caritas in Veritate, 21)La mejor manera de hacer vida la denuncia de las injusticias es no creer ni dejarnos llevar por los estereotipos, los prejuicios y los miedos, y, por eso, cambiemos de estilo de vida. Una vida austera que ayudará a que nuestros hijos descubran otros valores, porque una sociedad con valores, es una sociedad con futuro. Ángel Ruiz Moyano  

jueves, 20 de agosto de 2009

Asamblea 2008

Desde el 13 de Agosto al 16 de Agosto, los militantes de la Hermandad Obrera de Acción Católica, hemos celebrado en Madrid nuestra XII Asamblea General. A ella hemos asistido 10 militantes de la diócesis de Ciudad Real, en la cual hemos compartido con el resto de militantes del resto de España, otra manera de ser, pensar y actuar. El comunicado final es el siguiente y si quereis más información (fotos, videos), pinchad en el enlace www.asambleageneralhoac.es  

  COMUNICADO DE LA XII ASAMBLEA GENERAL DE LA HOAC 
 Bajo el lema “Para evangelizar el mundo obrero y del trabajo, humanicemos la cultura”, nos hemos reunido más de 800 militantes para orar, reflexionar, dialogar y tomar decisiones sobre nuestra tarea y misión en los próximos años, teniendo en cuenta la situación actual del mundo obrero y del trabajo, de nuestra sociedad y de nuestra Iglesia.  
  Nos acompañaron los Obispos D. Atilano Rodríguez, Consiliario de la Acción Católica Española, D. Antonio Algora, Responsable de la Pastoral Obrera Española, D. Antonio Cerro, de Coria Cáceres y  D. Elías Yanes, Arzobispo emérito de Zaragoza; representantes de los Movimientos de Acción Católica Española y de otros Movimientos laicales; representantes del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) y Movimientos de Europa y de Latino-América. 
  En nuestro proceso de oración, reflexión y diálogo hemos tenidos presentes a nuestros compañeros, hombres y mujeres, que siguen padeciendo la injusticia, agravada por la actual crisis, de un mercado de trabajo convertido en una selva: a los parados, a los sin techo y excluidos; a los jóvenes sin esperanza; a los pensionistas y jubilados que viven con un salario de miseria; a las mujeres marginadas en el mundo del trabajo por su género y en muchos casos obligadas a  renunciar a la maternidad o incluso a abortar, si desean que les renueven su contrato; también a las mujeres asesinadas, víctimas de la violencia machista, al ser consideradas como seres humanos de segunda categoría; a los precarios; a los que el sistema laboral les impide compartir trabajo y familia, trabajo y compromiso social, trabajo y formación, trabajo y descanso, trabajo y vida… Tenemos presentes a nuestros hermanos víctimas de los accidentes laborales, esa lacra que no se quiere erradicar, y a sus familiares. Recordamos a nuestros hermanos inmigrantes, a los que se han quedado sepultados en el mar y a los que comparten nuestros barrios y nuestras calles, muchos de ellos sin papeles, por lo que se les niegan sus derechos más básicos como personas; somos conscientes de que algún día se nos juzgará por la situación de hambre y miseria que padecen muchos países y que está en el origen de este éxodo humano.  
  La situación actual nos exige enfrentarnos al empobrecimiento que provoca el actual sistema de producción y consumo y a la deshumanización que genera la cultura dominante, que nos aleja de los empobrecidos y nos oculta la verdadera dimensión de la justicia.  
  Hemos compartido que el reto está en que la Iglesia, y la HOAC como Iglesia en el mundo obrero, seamos capaces de construir en nosotros y proponer, con humildad y firmeza, un proyecto de realización humana que responda al hombre y mujer de hoy, y que seamos capaces de acompañarlo en su construcción y desarrollo. Este proyecto de realización humana es Jesucristo, que se nos ha manifestado como “el camino, la verdad, y la vida” (Jn. 14, 6)  de toda persona humana. 
  Nuestra experiencia de más de sesenta años como Iglesia al servicio de la evangelización del mundo obrero nos enseña que nuestro punto de partida debe ser la mística hoacista, como experiencia de Jesucristo en nuestra existencia obrera, porque la manera de pensar, sentir y actuar que genera en nosotros nos hace afrontar el empobrecimiento y la deshumanización.  
  Para vivir y desarrollar esta experiencia de Jesucristo en nuestra existencia obrera y hacer que se convierta en una manera de ser y hacer al servicio de la humanización y la comunión, hemos acordado tres grandes formas de vida y acción: 
           a)      El cultivo de nuestra espiritualidad y nuestra formación, para dejar que Jesucristo siga configurando nuestras vidas y superar las conductas y apetencias con que la cultura consumista, hedonista e individualista intenta permanentemente ganarnos el corazón alejándonos de los pobres. 
           b)      El cultivo de nuestra vida comunitaria. El proyecto de humanización desde Jesucristo nos demanda la necesidad de crear comunidades que lo desarrollen y acompañen a los militantes en su proyecto de vida. Sólo de este modo podremos realizar una verdadera encarnación en el mundo obrero empobrecido y convertirnos en referencia y testimonio de vida alternativa.  
           c)      El desarrollo de un quehacer que sea apostólico y comunitario. La vida que Jesucristo nos ofrece la podremos construir y vivir respondiendo desde la gratuidad al amor que Él ha derramado en nosotros. Daremos esta repuesta poniendo el sufrimiento de los más pobres y débiles del mundo obrero en el centro de nuestra existencia. Seguiremos impulsando la acción de las organizaciones sindicales y sociales en favor de los colectivos obreros más precarios. 
  Damos gracias por el trabajo solidario y humanizador que muchas personas, grupos y organizaciones, creyentes y no creyentes, tanto en el ámbito local como en el global, siguen realizando en los más diversos campos y en las más diversas situaciones. Ello nos mueve a pensar que la esperanza sigue naciendo y floreciendo en el corazón humano. Nos alegramos también de la actuación que la Iglesia tenemos en este campo y damos gracias a Dios por ello. Todos somos necesarios en esta tarea, también el Movimiento Junior de AC, con el cuál nos solidarizamos en estos momentos. Como un gesto más, junto a todos éstos, y siendo conscientes de que no debemos dar como caridad lo que corresponde como justicia, hemos realizado una colecta económica cuyo importe pondremos a disposición de las organizaciones que trabajan con las víctimas de la crisis que padecemos. 
  Nos comprometemos a impulsar el trabajo de las organizaciones políticas, sindicales y ciudadanas y de todas las personas de buena voluntad en la construcción de formas de vida y de acción que pongan en el centro de su existencia y quehacer el amor y la justicia que los empobrecidos de todo el mundo reclaman y necesitan para construir su proyecto de humanización.  
  Continuaremos también animando la corresponsabilidad del laicado en la vida de la Iglesia, la Pastoral Obrera de toda la Iglesia y su opción evangélica por los empobrecidos.  
Madrid, 16 de agosto de 2009

viernes, 1 de mayo de 2009

Comunicado 1º Mayo 2009

Comunicado 1º de mayo 2009 – MTC, HOAC, JOC Los movimientos especializados de Acción Católica para la evangelización del mundo obrero, MTC (Mujeres Trabajadoras Cristianas), HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y JOC (Juventud Obrera Cristiana), en esta celebración del 1º de mayo, día Internacional de la Clase Obrera, nos sentimos cercanos a tantos compañeros y compañeras de trabajo, junto con los cuales vivimos con angustia y preocupación este momento de incertidumbre laboral, acentuado por la crisis económica mundial. “Hace unos meses sufrí en mis carnes la experiencia laboral más precaria que he vivido, y la verdad que he vivido unas cuantas. Esta vez no fue porque tuviera un contrato basura, ni porque me pagaran un sueldo de mileurista. Sencillamente dejaron de pagarme mi sueldo… en la empresa había compañeros a los que no se les debía 2 meses, como a mí, sino 3 y 4. Fue muy duro.” (Óscar)  En este contexto de crisis queremos denunciar la destrucción de miles de puestos de trabajo y cómo se está exigiendo por parte de las organizaciones empresariales una mayor flexibilización del mercado laboral: abaratamiento de despidos, mayor precarización de las condiciones laborales, etc; en definitiva, cargar con el mayor peso de la crisis a los trabajadores y trabajadoras, mientras se ayuda con suculentas inyecciones de dinero a los que sí son causantes de ella.  Una crisis producida por un sistema económico mundial injusto e insolidario, regido por el ciclo: consumir, producir, consumir, que tanta desigualdad y pobreza genera, especialmente en los más débiles. Esta crisis pone en cuestión la civilización montada sobre el macro-consumo, el derroche de recursos naturales, el capricho, las “modas”, la búsqueda desenfrenada del beneficio inmediato y a costa de lo que sea. Nunca ha sido más evidente la necesidad de un cambio radical que trastoque las reglas del sistema y el sistema mismo.  “Es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales, los cuales, aunque manejados por la voluntad de los hombres, funcionan de modo casi automático, haciendo más rígida las situaciones de riqueza de los unos y de pobreza de los otros”. (Juan Pablo II, en SRS, 16)

Llevamos años viendo cómo miles de trabajadores y trabajadoras son despedidos. Hay en nuestro país más de 3,6 millones de parados que se ven empujados hacia la pobreza y la exclusión. Cáritas denuncia que “en 2008 aumentaron un 54% el número medio de las demandas de ayudas económicas, centradas principalmente en ayudas para vivienda y alimentos”; y que “el 60% de quienes acuden son familias jóvenes, con dos o tres hijos en edad escolar, de los cuales la mitad son inmigrantes y la otra mitad españoles”.  Cifras no menos preocupantes tienen que ver con los ERE (Expedientes de Regulación de Empleo) que en España, en el 2008, crecieron un 163%. Así mismo, la desigualdad de género permanece en el mercado laboral, pues las mujeres  perciben un salario 17,6% menor que los hombres y  sufren el paro un 16,3% frente al 14,8% de los hombres.   Como trabajadores y trabajadoras cristianos, seguidores de Jesucristo, modelo de amor, caridad y esperanza, nos duele y preocupa esta situación. Nos sentimos interpelados por la realidad y llamados, desde el evangelio, a vivir más comprometidos. La esperanza cristiana es la que debe movernos a trabajar sin desmayo por un nuevo modelo de sociedad que sea más justo, más humano y más solidario.  Por eso, debemos romper la inercia social de no corresponsabilizarnos con nada porque no depende de nosotros. Todos tenemos responsabilidad de lo que pasa. Nuestra indiferencia también genera dolor y sufrimiento. Es el momento del compromiso: vivir nuestra vida priorizando nuestra solidaridad con los empobrecidos, poniendo nuestra economía a su servicio, compartiendo de nuestro salario con los que no lo tienen (y ya hay experiencias de ello en numerosos lugares del país), desarrollar un compromiso social y político con otros, para hacer posible una transformación de nuestra sociedad; replantearnos nuestros ahorros en la banca alternativa; indagar en el comercio justo; llevar una vida respetuosa con el medio ambiente, austera y no consumista; estar organizados y preocupados por nuestros vecinos y compañeros de trabajo, etc.  Así mismo, exigimos a los poderes políticos y financieros, la construcción de una política económica donde se coloque en el centro de las respuestas la vida de todas las personas, pues es urgente no sólo refundar la vida social y económica, sino nuestra propia humanidad.  Tenemos muchos motivos para participar, reivindicar y celebrar este 1º de Mayo día Internacional de la Clase Obrera.  
Mujeres Trabajadoras Cristianas (MTC) - Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) - Juventud Obrera Cristiana (JOC)