lunes, 30 de abril de 2018

Manifiesto por el Primero de Mayo

SUMANDO FUERZAS POR UN TRABAJO DECENTE
Las entidades promotoras de la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) –Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), y Juventud Obrera Cristiana (JOC)— unimos nuestras voces y fuerzas en este 1º de Mayo, fiesta de los trabajadores y de San José obrero, para celebrar el sentido creador del trabajo, clave para el desarrollo humano, integral y solidario, y para denunciar la falta del trabajo decente para todas y todos en nuestra sociedad.
Como Iglesia, que quiere ser buena noticia en nuestro mundo, nos hacemos presentes y nos posicionamos en contra de aquellas situaciones que atentan contra la dignidad de las personas.
El sistema configura una sociedad donde el trabajo no es un bien para la vida sino un instrumento al servicio del capital por encima de la persona. La deshumanización del trabajo sitúa a la persona en una peligrosa situación de vulnerabilidad y exclusión social.
Nuestro actual sistema económico se apoya en un mercado laboral caracterizado por los elevados índices de desempleo (casi 3,8 millones de parados a nivel nacional y 179.300 –un 23% de la población activa- en la provincia de Ciudad Real, según  la EPA del 1 Trimestre de 2018) y de la temporalidad, la pobreza de muchos trabajadores, la precariedad de las redes de protección social (especialmente en lo que se refiere a las coberturas por desempleo y la cuantía de las pensiones), los bajos salarios, el incremento de la inseguridad laboral, la reducida representación y participación sindical, y las dificultades para conciliar vida laboral y familiar.
Detrás de este injusto marco laboral y social se esconden dramáticas historias personales de frustración, inseguridad y explotación, de las que somos testigos directos porque compartimos la vida con las personas que las sufren y las padecemos, también con frecuencia, en nuestras propias vidas.
Ante esta realidad de desigualdad y exclusión que afecta a millones de trabajadores y trabajadoras, las entidades que participamos en la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente recordamos que «la política económica debe estar al servicio del trabajo digno. Es imprescindible la colaboración de todos, especialmente de empresarios, sindicatos y políticos, para generar ese empleo digno y estable, y contribuir con él al desarrollo de las personas y de la sociedad. Es una destacada forma de caridad y justicia social» (Conferencia Episcopal Española, Iglesia, servidora de los pobres, 32).
Como señalan los obispos españoles, «la política más eficaz para lograr la integración y la cohesión social es, ciertamente, la creación de empleo. Pero, para que el trabajo sirva para realizar a la persona, además de satisfacer sus necesidades básicas, ha de ser un trabajo digno y estable». Y añaden que fue el propio Benedicto XVI quien «lanzó un llamamiento para “una coalición mundial a favor del trabajo decente” y que la apuesta por esta clase de trabajo es el empeño social por que todos puedan poner sus capacidades al servicio de los demás. Un empleo digno nos permite desarrollar los propios talentos, nos facilita su encuentro con otros y nos aporta autoestima y reconocimiento social».
Con motivo de la celebración de este Primero de Mayo, defendemos y reivindicamos:
-  Situar a la persona en el centro de la vida política, de las relaciones laborales y del trabajo.
-  Proteger el derecho al trabajo decente para posibilitar un desarrollo integral de la persona, donde el trabajo sea generador de dignidad para la vida.
-  Lograr la igualdad de oportunidades y trato para todos los hombres y todas las mujeres.
-  Garantizar que el trabajo permita desarrollar nuestra vocación y sirva para aportar nuestros dones a la construcción de la sociedad desde el bien común.
-  Reconocer social y jurídicamente el trabajo reproductivo, para poner en valor aquellos trabajos de cuidados que posibilitan y sostienen la vida.
-  Afirmar la seguridad y la salud en nuestro ámbito de trabajo, bajo unas condiciones laborales que no atenten contra la integridad física y psíquica de la persona, y que garanticen la protección social del trabajador.
-  Alcanzar libertad en la empresa para que, como personas expresemos nuestras opiniones, podamos ejercer nuestro derecho a organizarnos colectivamente y participemos de las decisiones que afectan a nuestras vidas.
-  Promover la conciliación real laboral y familiar, mediante la creación de ritmos y mecanismos que posibiliten el desarrollo integral de la persona en la esfera laboral, familiar, cultural y espiritual.
-  Lograr que el acceso a los derechos para una vida digna, como sanidad, vivienda o educación, entre otros, no estén condicionados a tener o no un trabajo.
Como Iglesia en medio del mundo, nuestros movimientos y entidades participan en esta realidad social y sufrimos sus efectos deshumanizadores, lo que nos pone en alerta para cuestionar nuestros estilos de vida y revisar su coherencia a la luz del estilo de vida de Jesús de Nazaret.
Somos denuncia profética mientras somos alternativa; y nos acercamos y somos fieles al Evangelio si somos testigos de aquello que reivindicamos. Tenemos conciencia de la misión y el compromiso de ser levadura en la masa, y de la urgencia de crear nuevos mecanismos y relaciones humanas que posibiliten una vida y un trabajo digno para todos.
Como gesto profético, en este 1º de Mayo invitamos a las distintas comunidades cristianas a celebrar la Eucaristía en acción de gracias por el don del trabajo humano y como signo de solidaridad con quienes sufren la deshumanización del trabajo.
Invitamos, igualmente, a participar en aquellas actividades que convoquen las organizaciones sindicales para exigir un trabajo decente acorde con la dignidad de toda persona y de todas las personas.
Ciudad Real, 30 de abril de 2018.


sábado, 28 de abril de 2018

CELEBRAR LA SEGURIDAD LABORAL




COMUNICADO DE LA HOAC DE CIUDAD REAL ANTE EL 28 DE ABRIL:
DÍA INTERNACIONAL DE LA SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO.
  
Como cada año, el 28 de abril celebramos el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. La Hermandad Obrera de Acción Católica con la Pastoral Obrera de Ciudad Real quieren un año más sumarse a esta jornada. En 1996, el movimiento sindical empezó a celebrar en todo el mundo el entonces llamado Día Internacional en Memoria de los Trabajadores Fallecidos y Heridos en accidente de trabajo o por enfermedad profesional. En 2003, a petición de dicho movimiento, la Organización Internacional del Trabajo se involucró en su celebración, con el ánimo de avivar la conciencia  y el compromiso sobre esta problemática en todos ¨los tajos¨ del mundo, para que esta dimensión del trabajo y de la persona sea una prioridad en las distintas instancias sociales e institucionales y no una mera declaración de intenciones.

La seguridad y salud laboral está inevitablemente unida a la calidad del trabajo y, entre otros aspectos, se concreta en un empleo estable, en unas condiciones materiales y psicosociales adecuadas y en unos cauces de representación sindical bien establecidos y protegidos por la legislación.

Desgraciadamente sigue siendo necesario conmemorar este día. Sin ir más lejos, el año pasado sufrimos prácticamente 583.000 accidentes laborales con baja en nuestro país, un 5% más que el año anterior. De ellos, más de 4.800 fueron graves y 618 mortales. Es decir, en 2017 en España murieron en 2017 una docena de trabajadores cada semana. Además:
·         Cada día, 13 trabajadores padecieron un accidente grave.
·         Cada día, más de 2.000 trabajadores tuvieron un accidente sin baja laboral.
·       En Castilla-La Mancha ha subido considerablemente el número de accidentes: leves (un 1,5% más), graves (un 1,1% más) y mortales (un 2,8% más: 37 muertes; de ellas 11 en la provincia de Ciudad Real).

Los datos sobre siniestralidad laboral en España no dejan de empeorar desde hace cinco años, justo el tiempo que lleva vigente la última reforma laboral. Esto no es casual, sino causal. La relación entre precariedad laboral y siniestralidad pone de manifiesto la perversión legal de la reforma laboral de 2012.

La vida humana es algo tan grande, tan sagrado, que nunca debería ser tratada como moneda de cambio. La vida de quienes trabajan no puede seguirse considerando una variable económica más, sino el centro a cuyo servicio ha de ponerse todo lo demás, incluida la economía.

Para la Doctrina Social de la Iglesia, la dignidad de la persona, la salud y la vida de la persona trabajadora ha de estar por encima de cualquier otro objetivo económico o factor de producción. El valor del trabajo no reside únicamente, en su rentabilidad económica, ni siquiera en el producto o servicio que genera, sino, sobre todo, en que sea fuente de vida para las personas del trabajo, para las familias y para el conjunto de la sociedad.
La HOAC con la Pastoral Obrera de Ciudad Real nos unimos a todas aquellas personas y organizaciones sociales y eclesiales comprometidas en la transformación de esta realidad para hacer que el trabajo sea una fuente de vida y no de destrucción. Llamamos al conjunto de la Iglesia y de la sociedad a que no permanezcamos indiferentes y hagamos nuestro el dolor y las esperanzas  de nuestros hermanos y hermanas del mundo del trabajo.
                                                                   Ciudad Real, 28 de abril de 2018