jueves, 27 de enero de 2011

¡Indignez Vous!


            Se podrá decir más alto, pero no más claro. «Indignez Vous» (Indígnese Usted) es el título del último libro escrito por el ex diplomático francés, Stéphane Hessel. Co-redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tantas veces reivindicada por incumplida. El autor, de 93 años de edad, se presenta con este trabajo como un referente crítico contra la dictadura del mercado que, en sus palabras “amenaza la libertad y la democracia”. «Indignez Vous» es un ensayo político que, en sólo treinta folios, invita a la rebelión pacífica contra el avance de la injusticia, la desigualdad y la pobreza.

            Stéphane Hessel desvela en este manifiesto, que se ha convertido en un best-seller en el país vecino en menos de tres meses, las miserias del modelo de desarrollo capitalista, basado en el consumo, la competencia y el desequilibrio territorial y medioambiental. Hijo del escritor judío Franz Hessel y de la pintora Helen Ground, el ex diplomático francés, que colaboró con la resistencia durante la II Guerra Mundial, lanza un llamamiento público al conjunto de la sociedad, pero especialmente a las personas más jóvenes, instándoles a que tomen conciencia de su fuerza y su capacidad de transformación.

            Vivimos tiempos convulsos, tiempos de desorientación, en los que no sabemos bien hacia dónde dirigir nuestras críticas, ni tampoco a quién exigir responsabilidades por la crisis económica y el recorte de derechos sociales y laborales que nos imponen. Todo ello nos genera frustración, pero también, y esto es lo más grave, una gran impotencia y desidia. Para poder combatir contra el totalitarismo que se deriva de la aplicación del neoliberalismo dominante debemos, primero, vencer la resignación que nos atenaza y nos impide actuar contra la tiranía del mercado, que controla los centros de decisión políticos y económicos, así como los medios de comunicación.

sábado, 1 de enero de 2011

Entrevista Pilar Díaz Peñalver


En las siguientes líneas ofrecemos la entrevista a Pilar Díaz Peñalver, una mujer con una amplia e intensa experiencia eclesial dentro de la Acción Católica diocesana y nacional. Desde hace años vive en Ciudad Real y sigue muy de cerca la vida de los movimientos.

1.     Pilar, ¿cuándo llegaste a Ciudad Real? ¿Por qué elegiste esta ciudad? ¿Pensabas volver a tu lugar de origen, Madrid?

R. Llegué a Ciudad Real en septiembre de 1979 por razones de trabajo. Concursé a cátedras de Filosofía de Instituto y, al no haber ninguna vacante en Madrid, elegí Ciudad Real por la cercanía. Pensaba volver a Madrid en el primer concurso de traslados, pero mi madre, que  vivía conmigo, enfermó y necesitaba toda mi atención. Procuré acomodarme, me dediqué con más intensidad al Instituto “Juan de Avila”, del que fui directora, y me integré en un grupo de HOAC y en mi parroquia. Mi madre murió en el 89 y para entonces yo “era” ya de esta tierra que tan bien me había acogido.Y hasta ahora.

2. Fuiste la primera mujer Delegada de Apostolado Seglar en la diócesis de Ciudad Real. ¿Cómo se produjo eso? ¿Cómo fue para ti aquella experiencia?

R. Me llegó la jubilación en 1990 y fue entonces cuando mi Obispo, D. Rafael, con quien yo había trabajado en la A.C. nacional (esa era la denominación de entonces)  en Madrid, me ofreció la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar. Acepté, bastante asustada pero con ilusión. Sólo puse una condición: que D.Rafael consultara con los movimientos y asociaciones que integraban la Delegación, no porque fuese preceptivo al tratarse de una delegación personal del Obispo, sino porque no me iba a ser fácil trabajar sin una aceptación básica de los movimientos. La experiencia fue para mí sumamente positiva. Hubo luces y sombras, aciertos y errores, alguna que otra resistencia y muchas colaboraciones. Conservo de entonces algunas entrañables amistades. Y le doy gracias a Dios por el apoyo y la entrañable amistad de D. Rafael. Cuando terminé mi trabajo den la Delegación me escribió una carta, que conservo y que no sé cómo agradecerle. En ella me decía, entre otras cosas, “…han sido años de consolidación sencilla, pero eficaz, un resurgir esperanzado del compromiso de los seglares en nuestra diócesis”. Le doy gracias al Señor y a los compañeros de trabajo por haber encontrado una oportunidad para seguir en el “tajo” al llegar la jubilación.


3. Tú anteriormente en la diócesis de Madrid ya pertenecías a la Acción Católica, incluso tuviste responsabilidades relevantes. Explícanos brevemente cuáles fueron.

R. Estaba en la AC desde los 15 años. En aquella época era frecuente “apuntarse” a la AC, estaba en el ambiente. Pero yo creo que lo tomé muy en serio desde el principio porque descubrí –asombrada- que yo tenía una misión activa en la Iglesia y que eso comprometía mi vida entera, la vida ordinaria y sencilla de una chica seglar. Doy gracias al Señor por ello y no tanto por los “cargos” o responsabilidades relevantes que vinieron después. En la diócesis de Madrid fui Presidenta delConsejo Diocesano de las Jóvenes de AC. Pasaron los años y me incorporé a las Mujeres de AC y trabajé en el Consejo Diocesano, concretamente en el llamado Movimiento Urbano, un movimiento que llevaba ya unos años intentando una evolución lenta pero muy interesante hacia posturas  menos inmovilistas de las frecuentes en la Iglesia de aquella época. Artífice de esta evolución fue, junto con un grupo reducido de mujeres, Tomás Malagón con su “Semana Impacto”. Se iban sembrando inquietudes e incorporando la metodología activa – ver, juzgar y actuar- que ya se vivía en los movimientos especializados,  en grupos de mujeres de las distintas diócesis que, por lo general, vivían un cristianismo aburguesado y que recibieron con entusiasmo los nuevos planteamientos. Y ahí me sorprendió la famosa “crisis de laAC”, de la que luego hablaré.