ANTE LA HUELGA GENERAL DEL 29-09-2010
En
la Delegación de Pastoral Obrera de la Diócesis de Ciudad Real nos
preocupa ayudar a los cristianos en el discernimiento de los
acontecimientos. Uno de éstos es la convocatoria de huelga general el día 29 de septiembre.
La Iglesia de Ciudad Real no es ajena a la situación que vivimos de
profunda crisis, de paro y de precariedad laboral que afectan a las
personas, a las familias y a la sociedad. La crisis que vivimos no es
solo económica sino también de valores.
OPONERSE A LA REFORMA LABORAL, CUESTIÓN DE DIGNIDAD
Como
cristianos y cristianas comprometidos en el mundo obrero y del trabajo y
muchos de nosotros, además, en sus organizaciones, estamos llamados a
mirar la realidad y la reforma laboral, desde una perspectiva bíblica y,
más en concreto, desde los pobres, a quien Jesús convierte en jueces
(Mt. 25, 31-45).
En ese sentido, RECHAZAMOS LA REFORMA LABORAL porque:
• Tiene un marcado carácter idolátrico.
Ya que nace y responde a un contexto en el que la economía de mercado
se ha convertido en un absoluto que invade todos los campos de la
existencia humana. Las relaciones laborales quedan reducidas a una
relación del mercado, perdiendo todo el carácter humano que poseen
(Santiago, 5, 4).
• Produce víctimas inocentes,
como resultado de desplazar a la persona del centro del trabajo y de la
vida poniendo en su lugar los intereses económicos, el dinero y los
beneficios empresariales
que tienen más derechos que las personas.
Es la mayor agresión que han sufrido los derechos de los trabajadores
en nuestra historia reciente. Las sucesivas reformas laborales han ido
reduciendolos derechos de los trabajadores: reducción de la contratación
indefinida y fomento de la contratación temporal y a tiempo parcial;
recortes en la protección por desempleo, abaratamiento del despido... al
tiempo que se incrementaban las bonificaciones a las empresas.
Pero
la reforma actual va más lejos ampliando las causas del despido que
será más barato y subvencionado; limitando la aplicación los derechos
laborales de los convenios; facilitando el deterioro del empleo público
mediante facilidades en el despido y en la subcontratación mediante
empresas de trabajo temporal, etc.
Por ello, APOYAMOS LA CONVOCATORIA DE LA HUELGA GENERAL
del 29 de septiembre como un derecho de los trabajadores y como una
medida justa y legítima para la defensa de los derechos y la dignidad de
los trabajadores y trabajadoras.
La doctrina social reconoce la legitimidad de la huelga
« cuando constituye un recurso inevitable, si no necesario para obtener
un beneficio proporcionado », después de haber constatado la ineficacia
de todas las demás modalidades para superar los conflictos. La huelga,
una de las conquistas más costosas del movimiento sindical, se puede
definir como el rechazo colectivo y concertado, por parte de los
trabajadores, a seguir desarrollando sus actividades, con el fin de
obtener, por medio de la presión así realizada sobre los patrones, sobre
el Estado y sobre la opinión pública, mejoras en sus condiciones de
trabajo y en su situación social. (Compendio de Doctrina Social de la
Iglesia, nº 304)
Pensamos
que la solución de los problemas del mundo del trabajo, la solución de
los problemas de muchos empobrecidos y excluidos, no pasan en absoluto
por el tipo de medidas que se están adoptando, sino por buscar caminos
para que el modelo de producción y consumo que predomine en nuestra
sociedad no sea el que es hoy, sino otro, que permita vivir y cultivar la vida personal, familiar, cultural, social y religiosa,
que son imprescindibles para que la persona pueda desarrollarse de
acuerdo a su dignidad, como hija de Dios, y para que la sociedad pueda
construirse sobre los cimientos de la justicia y la libertad. No
saldremos de la crisis económica con justicia y humanidad si no
rectificamos el rumbo y nos empeñamos en volver al mismo camino que
seguíamos antes de la crisis.
La
Iglesia debemos seguir haciendo nuestra la causa de los pobres
planteada como lucha por la justicia. Con Pablo VI debemos recordar y
exigir «cuál debe ser la actitud de los que poseen respecto a los que se
encuentran en necesidad: No es parte de tus bienes –dice San Ambrosio-
lo que tú das al pobre; lo que le das le pertenece. Porque lo que ha
sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias» («Populorum
Progressio», 23). A los pobres, y muchos trabajadores lo son, les han
robado lo que necesitan para vivir y la Iglesia no podemos callar. La
convocatoria de Huelga General para finales de septiembre es una ocasión
para denunciar a los que se apropian de lo que no es suyo y mostrar el
amor de Dios a los que han sido y están siendo empobrecidos.
DELEGACIÓN DIOCESANA DE PASTORAL OBRERA.
CIUDAD REAL
SEPTIEMBRE DE 2010
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