Del 11 al 17 de julio, hemos celebrado en la
Residencia de los Padres Paúles, de Salamanca, los Cursos de Verano de la Hermandad
Obrera de Acción Católica (HOAC). Un espacio de oración,
diálogo, profundización y convivencia sobre «Orar y vivir el trabajo y
las situaciones de las y los trabajadores desde la misericordia» con la
participación de más de 250 personas.
A través de distintas ponencias y reflexiones,
hemos dialogado sobre el sentido del trabajo y por qué necesitamos un trabajo
decente, así como los retos que la orientación actual del trabajo nos presenta a
la sociedad, a la Iglesia y a la HOAC. Hemos puesto en común experiencias de
nuestro compromiso social, sindical y político que intentan ser expresión de la
misericordia de Dios con nuestros compañeros y compañeras del
trabajo.
Hemos tenido también espacios de oración, para
sacerdotes, seminaristas, animadores de la fe y militantes, una ocasión
para reflexionar y rezar los procesos de acompañamiento de las personas del
mundo obrero con las que compartimos la vida.
En el marco de estos días, hemos tenido la
oportunidad de compartir la Eucaristía con la Iglesia de Salamanca en la
Catedral nueva, manifestándonos públicamente, con una concentración en la calle,
que nuestra sociedad sólo podrá ser decente en la medida que sea capaz de
procurar trabajo digno para todos los hombres y mujeres que la
formamos.
Afirmamos que el trabajo ha
ido pasando progresivamente de ser un bien para la vida a ser un instrumento
para la producción. Muchos trabajadores y trabajadoras están sufriendo una gran
precariedad. Y esta precarización del trabajo que estamos padeciendo supone
también la degradación de la empresa y de la economía, por lo que estamos
llamados a repensar el sentido y la función que realmente deben tener para que
sirvan al bien común.
Creemos que, ante la
situación de insolidaridad estructural que se vive en todo el mundo respecto a
los trabajadores y trabajadoras, es necesario repensar el sentido del trabajo,
la economía y la empresa, devaluados en nuestra sociedad. Para ello tenemos que
exigir a los políticos, los gobernantes y los poderes económicos el derecho al
trabajo, a una justa remuneración y a unas condiciones de vida dignas con
horarios y condiciones que permitan el adecuado desarrollo de la vida personal,
familiar y social.
Consideramos que el trabajo es esencial
para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad. Es
necesario insistir en que el trabajo humano está en función de la persona y no
la persona en función del trabajo. (LE 6)
En la HOAC, nos sentimos llamados y
llamadas, e invitamos a toda la sociedad
a:
■ Romper la actual lógica de pensar y organizar el trabajo,
poniendo en el centro a la persona.
■ Plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo:
distribuir de manera justa y digna el empleo y reconocer socialmente todos los
trabajos de cuidados.
■ Establecer unos ingresos mínimos suficientes para cubrir las
necesidades básicas de todas las personas.
■ Unir de forma humanizadora el trabajo y el
descanso.
■ Luchar por condiciones dignas de empleo, para humanizar el
trabajo.
■ Repensar el modelo económico y productivo, para que sea
respetuoso con la vida y el medio ambiente.
Como creyentes en Jesús de Nazaret
afirmamos que el trabajo es para la vida. Por ello, animamos a promover el derecho a tener
un trabajo decente para todas las personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario