esperanza
para el mundo del trabajo
Madrid, 16 de noviembre.
El
sistema económico impide el trabajo decente que hace posible una vida digna, construye
una forma de ser que deshumaniza y empobrece y, con ello, niega el proyecto de
Dios para los hombres y mujeres en el mundo del obrero y del trabajo.
Con motivo del 20 aniversario del documento “La Pastoral
Obrera de Toda la Iglesia”, el departamento responsable de la Conferencia
Episcopal Española ha reunido, el 15 y 16 de noviembre, a dos centenares de
personas de 37 diócesis, comprometidas con esta Pastoral y con las realidades
del mundo obrero. Han participado también Mons. Antonio Algora, obispo de
Ciudad Real y responsable de Pastoral Obrera; y Mons. Carlos Osoro, Arzobispo
de Madrid.
El encuentro ha profundizado, con la reflexión planteada en
diversas ponencias, junto con las experiencias compartidas entre todos los
participantes y la oración común, en la tarea encomendada por la Iglesia para
el encuentro con el mundo obrero y la propuesta del Evangelio como alegría y
esperanza para los trabajadores y las trabajadoras ante la nueva configuración
y realidad del trabajo humano. Una realidad que afecta a todas las dimensiones
de la existencia y es profundamente injusta y dolorosa.
Por ello, la Pastoral Obrera denuncia, sumándose a las
palabras del papa Francisco, “que esta economía mata[1]
” debido al sometimiento de la vida de los trabajadores y las trabajadoras a la
codicia de unos pocos, anteponiéndose el beneficio a la dignidad sagrada de las
personas. Como consecuencia, empobrece y precariza la vida de mujeres y
hombres, frustra proyectos de vida personales y familiares; excluye, descarta y
genera desesperanza.
La Pastoral Obrera de toda la Iglesia manifiesta que ésta
configuración del trabajo impide la realización de una vida digna al negarse la
dignidad humana y con ello, se niega a Dios mismo. A su vez, expresa una honda
preocupación por la agenda política que ha desplazado del centro de todas las
preocupaciones el bien común y a las personas más desprotegidas y pobres. Es
urgente y necesario regenerar y dignificarla política.
Así mismo, la Pastoral Obrera muestra su voluntad de
generar espacios de encuentro que devuelva el protagonismo vital a las personas
empobrecidas y que posibiliten otra economía, otro trabajo posible, en clave de
humanización. Estamos convocados a ser Iglesia, casa de todos. Además queremos invitar
a toda la Iglesia en poner en marcha acciones concretas de economía de
comunión, y animarlas que ya existen, que muestran otras relaciones sociales y
económicas basadas en la lógica del don y la gratuidad, acorde con la que Dios,
Padre de Misericordia, sueña para todos sus hijos e hijas.
A María, Madre de los pobres, madre del divino obrero de
Nazaret, confiamos nuestra tarea.
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