CURSILLO “HISTORIA DEL
TRABAJO Y DEL MUNDO OBRERO
Los días 9 y10 de marzo,
militantes de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y
algunos simpatizantes, hicieron un cursillo de “HISTORIA DEL
TRABAJO Y DEL MOVIMIENTO OBRERO “, impartido por Francisco Porcar
Rebollar, militante de la HOAC (Castellón), es licenciado en Historia. Ha sido
miembro de la Comisión Permanente de la HOAC y delegado de la
revista Noticias Obreras.
¿Por qué este cursillo?
En
una época de cambios muy importantes y profundos, necesitamos
redescubrir el sentido de nuestra humanidad. Entre esos cambios se
están produciendo transformaciones de gran calado en la manera de
entender y organizar el trabajo humano: es la crisis de la
comprensión del trabajo como actividad económica tal como lo
concibe el capitalismo, no la crisis del trabajo en cuanto
característica fundamental del ser humano. Queremos mirar la
realidad de nuestra sociedad, de la que forma parte el trabajo, desde
la perspectiva que nos ofrece el Evangelio de Jesucristo: Nuestra
preocupación primera y fundamental es la persona y su dignidad. La
situación de los empobrecidos desde las dos realidades inseparables:
la personal y la social. Centrándonos en el trabajo: sirve al
bien de la persona cuando lo convertimos en instrumento de comunión.
Entonces es el principio de vida que está llamado a ser. Sin
embargo, nuestro sistema social niega la vida porque ha convertido el
principio de vida que está llamado a ser el trabajo en un obstáculo
para la vida, lo ha convertido en un instrumento para la rentabilidad
económica. Y, al hacerlo, ha roto nuestro ser, porque el trabajo es
inseparable del ser de quien trabaja; y ha roto la relación entre
trabajo y necesidades humanas. Así dificulta la realización de
nuestra vocación a la comunión, al convertir un instrumento de
comunión en un instrumento de confrontación y competencia.
Necesitamos comprender por qué, cómo y qué ha ocurrido con el
trabajo, para así poder “aprender” vitalmente cómo podemos
vivir humanamente esa realidad y transformarla en una situación más
humana.
Para ello analizamos lo que ha ocurrido con el trabajo en nuestra sociedad capitalista y cómo el movimiento obrero ha intentado responder al empobrecimiento y deshumanización que esa manera capitalista de entender el trabajo ha provocado. Y cómo construir nuestra humanidad, para ello buscar la justicia desde la compasión como acción de gracias, es lo que nos hace más humanos.
Para ello analizamos lo que ha ocurrido con el trabajo en nuestra sociedad capitalista y cómo el movimiento obrero ha intentado responder al empobrecimiento y deshumanización que esa manera capitalista de entender el trabajo ha provocado. Y cómo construir nuestra humanidad, para ello buscar la justicia desde la compasión como acción de gracias, es lo que nos hace más humanos.
Después de un recorrido por distintos modelos
económicos y como conclusión, se recapitularon algunas enseñanzas
de la historia del trabajo y del movimiento obrero: La
mercantilización del trabajo y su reducción a un instrumento de la
rentabilidad económica lo convierte en instrumento de explotación
de las personas y destruye su carácter humanizador. El
capitalismo ha generado desde sus orígenes un problema antropológico
radical para adaptar al ser humano a las exigencias de la
rentabilidad económica. La liberación del trabajo de su
carácter de mercancía es fundamental para construir nuestro
proyecto de humanización. La aportación del movimiento obrero ha
sido fundamental para construir una sociedad más justa y humana:
especialmente su lucha por dignificar las condiciones de trabajo,
poner límites al dominio de la racionalidad económica y recuperar
la dignidad del trabajo. En el actual modelo económico-social
estamos encerrados en una enorme contradicción: la dependencia del
empleo en un sistema económico que lo destruye al mercantilizarlo
hasta el extremo. El movimiento obrero fue capaz de poner
límites al dominio de la racionalidad económica porque hizo, desde
un profundo planteamiento ético, una crítica radical de la lógica
mercantilista e individualista del capitalismo, a la que opuso una
cultura liberadora que tuvo una importancia decisiva en el movimiento
obrero. Pero la lógica capitalista ha logrado imponerse a través de
su dominio cultural. Un desafío fundamental: construir una nueva
cultura del trabajo para afrontar la actual situación de
empobrecimiento y deshumanización.Recuperar la política como
característica propia de nuestra humanidad, la necesidad de
recuperar la capacidad de decisión en la vida social. Cambiar la
comprensión que vivimos de la política: el ejercicio de la
responsabilidad hacia los otros y hacia la vida social. Repensar
la economía y la política desde el carácter humanizador del
trabajo (no sólo del empleo). Recuperar el sentido y el valor,
personal y social, del trabajo más allá del empleo. Luchar por
condiciones dignas de empleo: el “trabajo decente”. La
necesidad de la reforma de la empresa y de extender formas no
mercantilistas de empresa. La necesidad de articular de forma
humanizadora trabajo y descanso. Luchar por la defensa y
extensión de los derechos sociales. La necesidad de desvincular
derechos sociales y empleo. La necesidad de renovar y fortalecer
el movimiento sindical. Una nueva cultura sindical. Estamos
llamados a aportar la Iglesia y en ella la HOAC. Una manera de
vivir: un ser que se construye y se expresa en un hacer .La
caridad política: unir amor y justicia. Lo que nos humaniza es
vivir la comunión desde el amor y la libertad. Asumir la causa
de los empobrecidos como criterio central de la vida personal y
criterio de organización social. Sólo desde la com-pasión es
posible las prioridad de los empobrecidos. Sin compasión no hay
lucha por la justicia porque no hay humanidad. Destacamos tres
tareas eclesiales (y, por tanto, de la HOAC) fundamentales: a)
Acoger la vida de los empobrecidos del mundo obrero y del trabajo
para construir desde ellos nuestra vida personal y comunitaria. b)
Acoger, construir y compartir formas de vida y acción que nos
humanizan. c) Convertir los principios y criterios de la Doctrina
Social de la Iglesia en acción pastoral concreta y en una propuesta
de cultura política.
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